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La leche materna es el mejor alimento que puede tomar tu bebé. Cuando no vas a estar con él, ya sea porque te incorporas al trabajo, vas a hacer algún recado, te gustaría ir al gimnasio o, simplemente, quieres que tu pareja le de una toma para tener un momento de descanso, tienes la posibilidad de extraer la leche materna y guardarla para cuando no te encuentres con tu bebé. Pero, ¿cómo conservar, almacenar y congelar leche materna? ¡Continúa leyendo!
La leche materna es el alimento natural producido por las glándulas mamarias de la mamá, con el propósito de alimentar al recién nacido. Su producción comienza durante el embarazo, ya que dichas glándulas empiezan a desarrollarse para producir leche. Tras el parto, la producción de ésta se incrementa, debido a la succión del bebé.
La leche materna contiene todos los nutrientes que un bebé necesita para crecer y desarrollarse durante los seis primeros meses de vida. Sin duda alguna, es segura, saludable y, además, gratuita. Tal es así que la Organización Mundial de la Salud (OMS) aconseja que los bebés sean alimentados exclusivamente con leche materna durante los primeros seis meses de vida, siendo el alimento principal hasta el año. Después, este alimento puede continuar siendo parte de la dieta hasta los dos o más años según las preferencias de cada familia.
¿Sabías que la leche materna proporciona una gran cantidad de beneficios tanto para el bebé como para la mamá? Haciendo hincapié en el bebé, por un lado, la leche materna ofrece una dieta completa y equilibrada, ya que contiene todos los nutrientes que el bebé necesita para su desarrollo, destacando proteínas, grasas, carbohidratos, vitaminas y minerales. Por otro lado, es capaz de fortalecer el sistema inmunológico al poseer anticuerpos y otros elementos que permiten proteger al bebé de enfermedades o infecciones.
Disminuir alergias, reducir el riesgo de enfermedades crónicas o favorecer el desarrollo del cerebro y sistema nervioso, así como promover el apego emocional entre la mamá y el bebé, son otros de los beneficios a destacar de la leche materna.
Pero la leche materna también tiene una serie de beneficios para la madre como son: reducir el riesgo de cáncer de mama y ovario, diabetes tipo 2 o enfermedades cardiacas.
Conservar la leche materna puede llegar a ser un reto para muchas mamás. Uno de los factores que no hay que olvidar, se basa en una buena higiene tanto a la hora de extraer la leche como de almacenarla. Para ello, es importante lavarse las manos correctamente y usar recipientes bien limpios y cuidados -preferiblemente libres de BPA.
A temperatura ambiente durante unas horas, en la nevera o en el congelador son las principales alternativas que una mamá tiene para conservar la leche materna. No obstante, dependiendo del método elegido, se debe prestar atención a diferentes factores, sobre todo, el tiempo máximo que se puede almacenar.
Si tienes leche materna que no se va a consumir en los próximos días, es aconsejable congelar lo antes posible. En todo momento, debe ser almacenada de manera correcta para evitar la pérdida de las propiedades y los nutrientes. No hay que olvidar que cada bebé es diferente y puede tener distintas necesidades de alimentación.
La leche materna extraída a temperatura ambiente puede conservarse de forma segura -y dependiendo de la temperatura del espacio donde estemos- hasta 6 horas. Además, se puede mezclar la leche que se extraiga en las mismas 24 horas y esté a la misma temperatura.
Si se congela la leche, una vez que quieras usarla, se podrá mezclar leche de diferentes días, siempre y cuando se descongelen a la vez
Si decidimos guardarla en la nevera, ésta puede permanecer hasta 6-8 días. Se recomienda colocar los recipientes en la parte trasera del refrigerador y nunca en la puerta donde se aprecian más cambios de temperatura. Si optamos por congelarla, puede durar entre 6 a 8 meses (en congeladores con puertas separadas), pero es importante congelarla lo antes posible. La leche sólo se puede congelar y descongelar una vez, por lo que cantidades que no se consuman una vez descongeladas, deben ser tiradas.
Además de los biberones o recipientes de vidrio, existen unas bolsas específicas para conservar la leche materna. Se convierten en un imprescindible para las mamás, ya que permiten guardar cantidades pequeñas (sobre todo al principio cuando no sabemos cuánta leche tomará el recién nacido) e ir preparando en función de las necesidades de alimentación del bebé. Esto, además, nos va a permitir no desperdiciar de manera innecesaria.
Asimismo, aconsejamos siempre etiquetar dichas bolsas, indicando la fecha y hora en la que se extrajo la leche y la cantidad, con el fin de controlar la caducidad y las medidas. En el caso de congelar la leche, hay que dejar espacio libre en la parte superior de los recipientes, puesto que la leche tiende a expandirse al congelarse.
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