Puede que hayas escuchado hablar de bebés de alta demanda, pero no sepas si el tuyo es uno de ellos. Lo primero que hay que hacer según los expertos es normalizar la situación y transmitir a los padres que se trata de niños completamente sanos y normales pero que su comportamiento es un tanto diferente al que la sociedad define como “normal” en un bebé. Para saber más sobre este término y que nos explique un poco más a fondo cómo son los niños de alta demanda, hemos hablado con Carla Quintana, matrona y Fundadora y CEO de Matrona para Mi (@matronaparami).
“Lo más importante que hay que saber es que son bebés completamente normales, no les pasa nada grave, nada anormal… Son bebés que su comportamiento es diferente al de los bebés menos demandantes. El problema es que la familia y la sociedad en general nos frustran y nos hacen pensar que a nuestro bebé le pasa algo porque llora mucho, porque solo quiere brazos, etc… Son bebés que necesitan más el contacto físico. Y muy importante, hay que saber que no nos están retando ni malacostumbrándose porque quieran que los cojamos más en brazos, son bebés y todavía no tienen esa capacidad”, explica la experta.
Según nos cuenta Carla, este término se originó por el pediatra William Sears, autor también del término “Attachment parenting” o “Crianza con apego seguro”, que tuvo tres hijos que eran de comportamientos similares excepto su cuarta y última hija, que vio que su comportamiento era diferente al de sus hermanos, no era “normal”. “Siempre estaba llorando, irritable… Al principio pensaba que se trataba de algo patológico, pero al descartarlo, entendieron que simplemente era un bebé que necesitaba más atenciones, más contacto… y lo llamaron “bebé de alta demanda” y así se quedó el término”. Pero, además, la experta nos da una serie de pistas para poder saber por qué suelen caracterizarse estos pequeños y su comportamiento:
• Son bebés muy hiperactivos. Niños que están todo el rato con los ojos abiertos, siguiéndote, pidiéndote estímulos, moviéndose… quieren el contacto de sus padres (o de cualquier persona, aunque mejor si son los padres) continuamente.
• Son bebés con mucha energía cuando comen, cuando lloran, cuando protestan… muy intensos.
• Son bebés que se alimentan mucho ya sea con lactancia materna o con leche de fórmula. En estos casos hay que tener cuidado con el biberón porque tendemos a empacharles. Para aquellos que hacen lactancia materna, no siempre demandan el pecho para comer, sino que muchas veces es para estar en contacto con la madre y que le ayude a calmarles.
• Son bebés muy exigentes y no se entiende por qué. No dan tregua porque si quieren algo, ¡lo quieren en ese instante! Siempre están alerta, se despiertan muchas veces, tienen un sueño ligero… Y, “son bebés que a veces pensamos que no son felices. Como les vemos todo el día irritables, demandando cariño, consuelo… pensamos que no están satisfechos con nada”, explica la experta.
• Nunca sabes qué les pasa.
• No se calman solos. Se calman con contacto, durmiendo con los padres… les cuesta separarse de ellos.
Muchas veces tener alguna referencia o ejemplos nos permite hacer una valoración global del comportamiento del niño. Observar cómo otras madres cuidan a sus bebés, cómo se comportan éstos, cuánto tiempo duermen, cuántas veces piden pecho o toman biberón… nos dará una idea de cuáles son las diferencias con nuestro hijo.
Es muy importante descartar una posible patología del niño con un pediatra como se ha comentado anteriormente y sobre todo Carla insiste en: “Normalizar la situación e informar a familiares o gente cercana de ello para que no te agobien e incrementen este problema es fundamental”, añade Carla.
• Acudir a profesionales como un pediatra o una matrona que les tranquilicen y que normalicen la situación.
• Saber que no son los únicos, que hay muchos bebés así, es importante.
• A pesar de que estén agotados tanto física como mentalmente, los padres no tienen que culpabilizarse. No es que hayan hecho nada mal. No se trata de bebés malcriados sino de que necesitan más atención que un bebé “normal”.
• Hacer entender a la gente que no todos los bebés son iguales.
Y Carla, además, aconseja no atender a los comentarios de la gente sobre la maternidad y hace referencia a que: “La sobreinformación crea un caos que es mucho peor, desinforma. Hoy por hoy, con las redes sociales puedes leer demasiado y solo te quedas con lo que tú quieres. Idealizas tu embarazo, el parto, tu bebé… Yo aconsejo tener una guía y uno o dos profesionales que te informen de todo sin edulcorar ni ocultar información porque de esta forma, cuando por ejemplo llegue un bebé de alta demanda o un parto con cesárea… no sea un trauma para los padres, ni que esto desencadene una depresión posparto en la madre, por ejemplo.”, finaliza la matrona.
Este artículo se ha escrito en colaboración con HOLA!
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