El calostro es el primer alimento que recibe el recién nacido amamantado. Es el nombre que recibe la leche materna que secretamos durante los primeros 2-3 días de vida; posteriormente producimos leche de transición y, finalmente leche madura, que será la que perdure toda la lactancia.
Solo por aclararlo, el calostro es LECHE MATERNA. Es la primera leche materna.
El calostro es conocido también como "oro líquido", porque tiene una composición perfecta para los primeros días de vida del recién nacido.
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Es de color amarillento por su alto contenido en carotenoides, inmunoglobulinas, oligosacáridos, lactoferrina y células que ayudan a defender ese sistema inmune tan necesario, especialmente las primeras semanas de vida de adaptación. Podríamos clasificarlo como "la primera vacuna".
La cantidad de calostro da la impresión de ser “muy pequeña e insuficiente”, pero será la perfecta y adecuada para el tamaño del estómago de un recién nacido y sus primeros días.
En los primeros días después del nacimiento, la madre produce el calostro, una leche espesa y amarillenta, rica en proteínas, minerales, vitaminas, leucocitos y anticuerpos. Este primer alimento es crucial para el bebé, ya que los anticuerpos presentes ayudan a protegerlo contra infecciones y alergias, especialmente durante las primeras 24 a 72 horas, un período en el que el recién nacido es muy vulnerable mientras se adapta a su nuevo entorno fuera del útero.
Además, el calostro tiene un efecto laxante que ayuda al bebé a expulsar el meconio, una sustancia espesa y oscura que se acumula en el intestino durante el embarazo. Este proceso también ayuda a reducir los niveles de bilirrubina, previniendo así la ictericia. De este modo, el calostro no solo provee nutrientes sino también protección inmunológica y apoyo digestivo.
Aunque el calostro es la leche que secretan las mujeres durante los primeros días de vida, se produce ya en los últimos meses de embarazo; de hecho, algunas mujeres notan que su pecho gotea semanas antes del parto. Así, todas las mujeres, incluso aquellas que deciden no amamantar a sus bebés, tienen calostro.
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Son dos formas de llamar a lo mismo. Puedes usar Calostro o Colostrum para denominar esta primera leche materna.
En lo que respecta a los pechos, es probable que notes cambios significativos en esta última etapa, como una mayor hinchazón y pérdida de calostro, pues tu cuerpo se está preparando para alimentar al bebé.
La lactancia materna aporta muchos beneficios para el bebé y la madre. De hecho, la OMS recomienda que los bebés tomen lactancia materna exclusiva hasta los 6 meses de edad.
Sin embargo, aunque la mayoría de mujeres quieren dar el pecho y amamantan a sus recién nacidos al inicio, muchas se encuentran con dificultades y el porcentaje de lactancia materna exclusiva a los seis meses se alejan mucho de los deseables. Esta situación suele darse por varios factores: excesiva información muy dispar que proviene tanto de los sanitarios como de las personas de tu alrededor y falta de asesoría de las matronas especializadas en el tema.
Para poder llegar a tener una lactancia lo más exitosa posible y sobre todo poder disfrutar de ella, lo que más recomiendo es una buena Preparación al Parto, a poder ser personalizada y con los sanitarios especializados (no todo vale…) y aunque las redes sociales nos hayan acercado mucho a mucha información práctica, creo como profesional que en muchas ocasiones actúa en nuestra contra.
Cuando tenemos sobreinformación, acabamos cogiendo “lo que más nos interesa” en nuestras cabezas en vez de la información veraz y basada en la evidencia científica.
Foto: Istock
La leche va cambiando su composición a medida que el bebé crece, adaptándose a las necesidades que tiene el bebé en cada etapa.
Durante los primeros días, la madre produce calostro para alimentar a su recién nacido. Esta primera leche no es nutritiva, pero resulta clave para el desarrollo inmunitario del bebé.
Aproximadamente, entre el quinto y el día 15 postparto, la madre comienza a producir leche de transición, rica en nutrientes, carbohidratos y grasas, que dará paso a la leche materna madura, a partir de la tercera semana de vida.
Pero la leche materna no solo evoluciona con la edad del bebé, sino también con el momento del día. Así, se ha visto que la leche de la mañana contiene sustancias estimulantes, mientras que la del final del día y la noche está compuesta de sustancias calmantes y relajantes que ayudan al niño a desarrollar su ritmo circadiano.
El calostro es la leche que toma en recién nacido los primeros días de vida. Sin embargo, su producción comienza ya en el embarazo. Por ello, es posible producir y extraer calostro los días/semanas antes del parto. Pero, ¿es en realidad necesario extraerlo? ¿en qué casos estaría indicado?
Como hemos informado antes, el calostro se comienza a producir en las últimas etapas del embarazo. Así, podríamos extraernos calostro antes del parto y almacenarlo. En el caso de que el bebé, por distintas circunstancias, no pueda ser amamantado inicialmente, podrá ser alimentado con el calostro de su madre sin necesidad de recurrir a la leche artificial.
Las mujeres que pueden beneficiarse de esta técnica podrían ser: mujeres con diabetes, posible hipogalactia, amenaza de parto prematuro o bebé de bajo peso, malformaciones congénitas, entre otras.
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Sí, casi todas las mujeres producen calostro durante el final del embarazo y en los primeros días después del parto. La producción de calostro es una parte normal del proceso de lactancia, ya que el cuerpo se prepara para alimentar al bebé desde antes de su nacimiento. Sin embargo, hay algunos factores que pueden afectar la producción o el flujo de calostro:
1. Factores hormonales: La producción de calostro está controlada por hormonas como la prolactina y la oxitocina. En algunos casos, problemas hormonales pueden influir en la cantidad de calostro.
2. Parto prematuro: Las madres de bebés prematuros también suelen producir calostro, pero puede ser en menor cantidad. Sin embargo, el calostro de las madres de prematuros tiene una composición única, adaptada a las necesidades del bebé.
3. Condiciones médicas: Algunas condiciones como el síndrome de Sheehan (insuficiencia hipofisaria), que puede ocurrir tras una pérdida importante de sangre en el parto, o ciertas cirugías mamarias previas pueden afectar la producción de leche, aunque estos casos son poco comunes.
4. Factores emocionales o de estrés: Si bien no impiden la producción de calostro, el estrés puede afectar la salida o el flujo, ya que la oxitocina, que ayuda a la expulsión de leche, responde a estímulos emocionales.
La producción de calostro, al igual que la producción de leche materna en general, está principalmente regulada por las hormonas y la succión del bebé, más que por alimentos específicos. Sin embargo, una dieta equilibrada y una buena hidratación pueden apoyar el proceso y garantizar que la madre se sienta fuerte y saludable durante la lactancia. Aquí algunos alimentos y nutrientes que ayudan a mejorar la producción de leche materna en general y respaldan la salud de la madre:
1. Proteínas magras: Pollo, pavo, huevos, pescado (de bajo contenido de mercurio) y legumbres. Las proteínas son fundamentales para proporcionar los aminoácidos necesarios en la producción de leche.
2. Avena: La avena es un alimento popular en la lactancia, ya que contiene hierro, lo que ayuda a prevenir la anemia (la cual puede afectar la producción de leche). También es rica en carbohidratos complejos y fibra, lo que proporciona energía y ayuda a regular el sistema digestivo.
3. Verduras de hoja verde: Espinacas, kale, acelgas y berros. Son una fuente de hierro, calcio y antioxidantes, importantes para la producción de leche y la salud general de la madre.
4. Granos enteros: Arroz integral, quinoa, cebada. Los granos enteros contienen fibra y carbohidratos complejos, que ayudan a mantener la energía estable y son útiles en la producción de leche.
5. Nueces y semillas: Almendras, nueces, semillas de sésamo y semillas de chía. Son ricas en ácidos grasos esenciales, que se incorporan en la leche materna y son beneficiosos para el desarrollo cerebral del bebé.
6. Beber Agua: Mantenerse bien hidratada es esencial para la producción de leche. No es necesario beber en exceso, pero una hidratación adecuada apoya el proceso.
7. Alimentos ricos en grasas saludables: Aguacate, aceite de oliva y aceite de coco. Las grasas saludables ayudan a proporcionar energía y también influyen en la calidad de la leche.
Para promover una buena producción de leche (calostro al principio y leche madura después), la madre debe concentrarse en:
• Alimentarse regularmente con una dieta rica en nutrientes.
• Evitar el estrés y descansar tanto como sea posible.
• Practicar la succión frecuente del bebé, ya que la estimulación del pecho es uno de los factores más importantes para la producción de leche.
Aunque los alimentos pueden apoyar la producción de leche, la lactancia exitosa depende más de factores hormonales, del descanso y de la frecuencia de las tomas del bebé que de alimentos específicos.
Ampliamos la información sobre el Calostro (actualizado el 8 de noviembre de 2024):
La leche materna es un alimento único, diseñado para adaptarse a las necesidades cambiantes del bebé a medida que crece. Desde el momento en que nace, la composición de la leche materna cambia para cubrir las diferentes etapas del desarrollo del recién nacido.
A partir de los tres a seis días de vida, el calostro da paso a la leche madura. A diferencia del calostro, la leche madura es más rica en grasa e hierro, adaptándose a las nuevas necesidades del bebé. Esta leche cambia en su composición durante la misma toma: la primera parte es más acuosa y contiene proteínas, hidratos de carbono, vitaminas y anticuerpos, mientras que la leche del final de la toma es más rica en grasa y calorías, lo que ayuda al bebé a ganar peso y desarrollarse correctamente.
Esta estructura de "menú" en la leche materna subraya la importancia de amamantar hasta el final de cada toma para asegurar que el bebé reciba todos los nutrientes que necesita.
La leche materna tiene un impacto en la salud del bebé que va mucho más allá de su valor nutricional. Al proporcionar anticuerpos, la leche materna protege al bebé de infecciones como la diarrea, el sarampión y problemas oculares asociados a la deficiencia de vitamina A. También reduce las probabilidades de que el bebé desarrolle alergias o intolerancias alimentarias en el futuro.
Además, estudios demuestran que la lactancia materna reduce el riesgo de muerte súbita del lactante a la mitad y disminuye la posibilidad de que el bebé sea obeso en la niñez o adultez, así como el riesgo de desarrollar diabetes tipo 1 y 2, y ciertos tipos de cáncer.
La lactancia materna también ofrece beneficios significativos para la salud de la madre. Al amamantar, el cuerpo produce oxitocina, una hormona que ayuda al útero a contraerse y volver a su tamaño original, reduciendo así el riesgo de hemorragias posparto. También contribuye a la pérdida de peso, ya que puede quemar hasta 500 calorías al día, ayudando a la madre a recuperar su peso previo al embarazo.
Aunque la lactancia materna tiene múltiples beneficios comprobados, la leche de fórmula también presenta algunas ventajas, como permitir una mayor flexibilidad en la organización familiar, ya que otros pueden alimentar al bebé. No obstante, a nivel nutricional y en cuanto a la prevención de enfermedades, la leche materna sigue siendo la mejor opción para el desarrollo saludable del bebé. Sin embargo, es importante tener en cuenta que la lactancia materna puede no ser viable o adecuada para todas las familias, y cada decisión debe basarse en la información disponible y en las circunstancias de cada madre.
En conclusión, la leche materna es el alimento ideal para el bebé, diseñado por la naturaleza para satisfacer todas sus necesidades. Aporta nutrientes esenciales, fortalece el sistema inmunológico y proporciona beneficios de salud tanto para el bebé como para la madre. Con una comprensión completa de los pros y contras, las familias pueden tomar decisiones informadas sobre la alimentación de sus hijos, asegurando siempre el mejor inicio posible en la vida para el bebé.
Artículo escrito en colaboración con Ser Padres.
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